Lecturas del Sábado Santo Ciclo B

Primera lectura

El Sábado Santo no hay liturgia, por eso no hay lecturas.

Salmo

Evangelio


Comentario al Evangelio de hoy 
Evangelio según, del sábado, 3 de abril de 2021 

Fernando Torres, cmf


El Sábado Santo es un día en el que no se celebra la Eucaristía, la Misa. Por eso este comentarista no tiene ni primera lectura ni evangelio que comentar. Es un día dedicado al silencio. Si me apuran, al reposo. Después de toda esta historia que hemos recordado/revivido estos días, quizá conviene un momento de silencio y reposo que nos permita reflexionar, pensar, digerir, asimilar tantos acontecimientos y tan centrales para nuestra fe.

El juicio de Jesús ha sido una farsa. Como en tantos tribunales de nuestro mundo, la sentencia estaba ya escrita con antelación. Jesús era muy consciente de ello. Los discípulos no sé si eran tan conscientes como él pero seguramente que no esperaban que la entrada del Domingo de Ramos fuese a tener consecuencias prácticas del tipo de que Jesús fuese a ser aclamado Rey. Incluso en ese caso, el futuro no habría sido muy halagüeño dado que los romanos no iban a permitir que aquella provincia se declarase independiente. Al menos Jesús había tenido tiempo para despedirse de sus amigos (recordemos el evangelio del lunes santo) y de celebrar una cena con el grupo de los más cercanos. Luego vino ya la detención, el juicio y la ejecución de la condena con tortura previa incluida.

Todo fueron momentos de mucha intensidad. Es posible que para nosotros, en las celebraciones de estos días, también hayan sido momentos intensos. Por eso nos hace falta un tiempo de silencio, de reposar lo vivido, de hacernos cargo de la hondura del dolor, de la enormidad de la entrega confiada de Jesús en las manos del Padre. Se dice que los apóstoles se encerraron en una casa por miedo a los judíos. Hablarían mucho en aquel tiempo encerrados. Se preguntarían por el sentido de lo vivido. Recordarían palabras de Jesús que quizá les ayudaron a confiar y entrever que la cruz no podía ser el final de la misión de Jesús.

Quizá nosotros también podamos hacer lo mismo este día. Guardar silencio y dejar que la esperanza llene nuestro corazón al tiempo que reposamos todo lo vivido/recordado estos días.