Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis (6,5-8;7,1-5.10):
Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón. Y dijo: «Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho.»
Pero Noé alcanzó el favor del Señor.
El Señor dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra. Dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie de la tierra a todos los vivientes que he creado.»
Noé hizo todo lo que le mandó el Señor. Pasados siete días, vino el diluvio a la tierra.
Palabra de Dios
Salmo 28
R/ El Señor bendice a su pueblo con la paz
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
R/ El Señor bendice a su pueblo con la paz
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica.
R/ El Señor bendice a su pueblo con la paz
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
R/ El Señor bendice a su pueblo con la paz
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,14-21):
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca.
Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.» Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.»
Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?»
Ellos contestaron: «Doce.»
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?»
Le respondieron: «Siete.»
Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Por el Padre Daniel Manzuc
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
En todos los pueblos de la tierra, desde las culturas más primitivas a las más altas, se conocen relatos del diluvio. El relato del Génesis pertenece a una leyenda popular muy extendida en el Oriente Medio, originada tal vez por alguna gran inundación en Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates.
El escritor bíblico dibuja con trazos claros y decididos la situación de la humanidad: «… la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso…». La realidad del pecado se va haciendo cada vez más ancha y funesta; la negativa con que los hombres se enfrentaban a Dios era cada vez más profunda e insistente. Este pecado que primeramente se había manifestado sólo en la persona de Caín, devora ya a toda la humanidad.
La figura de Dios aparece con rasgos humanos inauditos. Dios no es el que lo sabe todo, y se ha visto sorprendido por el modo de obrar de los hombres, hasta el punto de sentir la desilusión y el desaliento ante su creación. Este arrepentimiento de Dios quiere dar a entender su gran interés por los hombres.
El diluvio pone de relieve la contingencia de todo lo creado y la fuerza devastadora de los pecados de los hombres. El diluvio, es un juicio contra el pecado y la maldad, que progresivamente había llevado a la humanidad a un deterioro extremo. Dios se reserva la familia de Noé, para empezar de nuevo la aventura de la historia. Una vez más aparece la gratuidad sorprendente de Dios que va eligiendo a los que Él quiere. Dios purifica y castiga, pero también anuncia la salvación.
***
Jesús va sacando enseñanzas de las cosas de la vida, aunque sus oyentes esta vez, como tantas otras, no acaban de entenderlo. Al subir en la barca, los discípulos se habían olvidado de llevar pan; por casualidad les quedaba un pequeño pedazo. Jesús los invita a "cuidarse de la levadura de los fariseos y de Herodes". Los discípulos no entienden; a lo sumo creen que se trata de un reto por no haber llevado el alimento necesario. Sin embargo, el significado de aquellas palabras era más profundo.
La palabra «levadura» posee un significado particular. La fiesta de la pascua implicaba, entre otras cosas, el rito de comer panes no fermentados. La levadura era considerada como signo y causa de corrupción. La pascua era la fiesta de la novedad, de la renuncia a lo viejo, de la búsqueda de un Dios que se revela en lo nuevo. Pero en la literatura de ese momento, la metáfora de la levadura, se aplicaba frecuentemente no a cualquier «corrupción» moral, sino muy concretamente al orgullo, a la soberbia, a la hipocresía.
Jesús quiere poner a los discípulos en guardia contra el orgullo y la soberbia de los fariseos, que pensaban en un Mesías triunfal, en un jefe, que con prodigios grandiosos someta al mundo. Para Jesús no se trata de alcanzar el poder, sino de servir a la humanidad necesitada.
Jesús, evoca el recuerdo de los dos relatos de multiplicación de los panes, para que los discípulos puedan entender que lo opuesto a la levadura de los fariseos y los herodianos, es el repartir o compartir el pan con los necesitados. Este es el único milagro que se debe realizar en este mundo, mientras se va proclamando la gran noticia del reino de Dios. El hecho de compartir el pan no empobrece, sino que, todo lo contrario, enriquece; sólo así se recoge la riqueza del Reino de Dios.
Tenemos que pedir la gracia de poder discernir entre las levaduras que encontramos en nuestro mundo. Si la levadura no es buena, el pan resultante ya no será fuente de vida, sino fuente de enfermedad y muerte.
Existen muchas cosas buenas en nuestro mundo, pero también hay muchas cosas que, fruto del pecado del hombre, son causa de injusticia, de opresión, de odios, de muerte. En nosotros, con la ayuda del Espíritu, está el elegir todo aquello que nos ayude a crecer, a vivir, a ser solidarios, a amar y a rechazar todo aquello que, aún con hermosas y prometedoras apariencias es portador de muerte, de injusticia e infelicidad.
PARA DISCERNIR
¿Cuáles son nuestras expectativas frente al Reino de Dios?
¿Qué levaduras hacen crecer nuestra vida?
¿Experimento la riqueza del compartir?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero ser buena levadura Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«¿Todavía no veis? ¿No acabáis de entender?
La fe dicen los teólogos que es un hábito del alma cierto y oscuro. Y la razón de ser hábito oscuro es porque hace creer verdades reveladas por el mismo Dios, las cuales son sobre toda luz natural y exceden todo humano entendimiento sin alguna proporción. De aquí es que, para el alma, esta excesiva luz que se le da de fe le es oscura tiniebla, porque lo más priva (y vence) lo menos, así como la luz del sol priva otras cualesquieras luces, de manera que no parezcan luces cuando ella luce, y vence nuestra potencia visiva, de manera que antes la ciega y priva de la vista que se le da, por cuanto su luz es muy desproporcionada y excesiva a la potencia visiva. Así, la luz de la fe, por su grande exceso, oprime y vence la del entendimiento…
Por otro ejemplo… Si a uno que nació ciego, el cual nunca vio color alguno, le estuviesen diciendo cómo es el color blanco o el amarillo, aunque más le dijesen, no entendería más así que así, porque nunca vio los tales colores ni sus semejanzas, para poder juzgar de ellos; solamente se le quedaría el nombre de ellos, porque aquello púdolo percibir con el oído; más la forma y figura no, porque nunca la vio….
De esta manera es la fe para con el alma, que nos dice cosas que nunca vimos ni entendimos en sí ni en sus semejanzas, pues no la tienen. Y así, de ella no tenemos luz de ciencia natural, pues a ningún sentido es proporcionado lo que nos dice; pero sabémoslo por el oído, creyendo lo que nos enseña, sujetando y cegando nuestra luz natural.
Porque, como dice San Pablo (Rm. 10, 17 ), «fides ex auditu», como si dijera: la fe no es ciencia que entra por ningún sentido, sino sólo es consentimiento del alma de lo que entra por el oído… Luego claro está que la fe es noche oscura para el alma, y de esta manera la da luz; y cuanto más la oscurece más luz la da de sí, porque cegando la (da) luz, según este dicho de Isaías (7,9).
San Juan de la Cruz (1542-1591) – carmelita descalzo, doctor de la Iglesia – Subida del Monte Carmelo, II, 3
PARA REZAR
Oración de Abandono
Cuán difícil es alabarte en medio de la prueba Señor,
pero hoy lo quiero hacer.
Cuán difícil es abandonarme a tu Santa Voluntad,
pero hoy lo quiero hacer.
Cuán difícil es confiar me medio las malas noticias,
pero hoy lo quiero hacer.
Por eso en medio de toda la prueba,
gracias Señor por las cosas que permites.
Hoy me abandono por completo en tus manos
al enfrentarme a cosas tan grandes para mí,
pero tan pequeñas para tí.
Y hoy, hoy confío en que tengo un Padre Celestial
para quien las malas noticias que yo recibo
son la forma de mostrar su poder y su amor.
Por eso aunque no pueda entender, te alabo.
Aunque me sea difícil, me abandono.
Y aunque las malas noticias caigan de todas partes,
hoy confío en ti, Señor.
De esta forma seré testigo de tu poder,
tu amor, tu grandeza y de cómo enseñas estas cosas
a los mansos y humildes,
para confundir a los poderosos y fuertes de este mundo.
Amén.
Piera Ferrari