Lecturas Miércoles 7° Semana del Tiempo Ordinario Ciclo C
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (4,12-22):
La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la aman aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la sirven sirven al Santo, Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí, volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y lo encerraré en la prisión; si se aparte de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.
Palabra de Dios
Salmo del Día
Salmo 118
R/. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor
Mucha paz tienen los que aman tus leyes,
y nada los hace tropezar.
Guardo tus decretos,
y tú tienes presentes mis caminos.
R/. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor
De mis labios brota la alabanza,
porque me enseñaste tus leyes.
Mi lengua canta tu fidelidad,
porque todos tus preceptos son justos.
R/. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor
Ansío tu salvación, Señor;
tu voluntad es mi delicia.
Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien.
R/. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40):
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio
Por el Padre Daniel
Por Monseñor Munilla
PARA REFLEXIONAR
La sabiduría aparece personificada: es como una madre que instruye a sus hijos, una maestra que busca el bien de sus discípulos. Actúa como mediadora entre Dios y los creyentes.
El autor del libro enumera las ventajas que vienen a los que aman la sabiduría y la consiguen: tendrán vida, gozarán del favor y de la gloria y la bendición de Dios, aprenderán a juzgar rectamente.
Para nosotros, cristianos, la sabiduría de Dios está bien cercana y continuamente presente en Cristo Jesús; Maestro, Palabra viviente de Dios. Él nos invita a seguirlo, nos acompaña en nuestro camino, nos ayuda a discernir y a ver las cosas y los acontecimientos desde los mismos ojos de Dios.
***
En el episodio de hoy, uno de los discípulos, Juan, corre donde Jesús para pedir autorización y detener a uno que expulsaba demonios en nombre de Jesús sin ser del grupo.
La respuesta de Jesús está en consonancia con toda la novedad del Evangelio. Abre la posibilidad para que todo el que quiera obrar el bien en su nombre lo haga. No obliga a todos a meterse bajo el mismo paraguas. La preocupación de Jesús es verdaderamente universal porque le preocupa el bien de la humanidad y no los intereses de su pequeño grupo. Hacer el bien a los demás es más importante que los protagonismos.
Frente a los criterios pequeños de los discípulos, el Señor abre la posibilidad a un horizonte más amplio, el que no está contra nosotros, está con nosotros. Junto al espíritu estrecho y sectario de Juan, el trueno, tenemos aquí la apertura total de Jesús que invita a sus discípulos a confiar en el Espíritu Santo.
Mientras que los criterios humanos tienden a estandarizar todo con sus medidas, Jesús abre de par en par, y para todos, el mensaje de salvación. Dios actúa en todas partes y el Espíritu no es propiedad de ningún grupo, ni de ninguna estructura. El Espíritu sopla donde quiere.
PARA DISCERNIR
¿Experimento mi vida de fe como un derecho o privilegio frente a los demás?
¿Divido fácilmente entre los míos y los de otro lado?
¿Integro a los distintos?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Es de los nuestros el que obra el bien
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¿Acaso van con nosotros
Por último, quienes todavía no recibieron el Evangelio, se ordenan al Pueblo de Dios de diversas maneras. En primer lugar, aquel pueblo que recibió los testamentos y las promesas y del que Cristo nació según la carne (cf. Rm 9,4-5). Por causa de los padres es un pueblo amadísimo en razón de la elección, pues Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación (cf. Rm 11, 28-29). Pero el designio de salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes, que, confesando adherirse a la fe de Abraham, adoran con nosotros a un Dios único, misericordioso, que juzgará a los hombres en el día postrero
Ni el mismo Dios está lejos de otros que buscan en sombras e imágenes al Dios desconocido, puesto que todos reciben de El la vida, la inspiración y todas las cosas (cf. Hch 17,25-28), y el Salvador quiere que todos los hombres se salven (cf. 1 Tm 2,4). Pues quienes, ignorando sin culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, no obstante, a Dios con un corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, en cumplir con obras su voluntad, conocida mediante el juicio de la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna. Y la divina Providencia tampoco niega los auxilios necesarios para la salvación a quienes sin culpa no han llegado todavía a un conocimiento expreso de Dios y se esfuerzan en llevar una vida recta, no sin la gracia de Dios. Cuánto hay de bueno y verdadero entre ellos, la Iglesia lo juzga como una preparación del Evangelio y otorgado por quien ilumina a todos los hombres para que al fin tengan la vida.
Concilio Vaticano II – Constitución dogmática sobre la Iglesia "Lumen gentium"
PARA REZAR
Este es tu reino entre nosotros, Señor
vivir en tu amor ser tus hijos
y contemplar tu rostro,
tal como lo manifestó tu hijo amado, Jesús.
Ahora sabemos que la auténtica sabiduría
está amasada de vida diaria, de trabajo,
de alegrías y penas, de oración y evangelio;
de un caminar constante hacia un mundo nuevo
que renace a su liberación y a la paz definitiva
Porque esta sabiduría no nos aleja del mundo
sino que nos hace vivir en plenitud
dando sentido a nuestra vida
para volcarnos a un gran proyecto:
una nueva humanidad.